—¿Está seguro de que debería estar moviéndose? —preguntó él con una ceja levantada.
—Sí —mintió ella.
Damon se inclinó más cuando la miró. Mauve se sintió encoger e instintivamente dio un paso atrás. Nunca se había sentido incómoda en presencia de Damon, pero tampoco diría que se sentía a gusto.
—¿De verdad? —preguntó él, sus ojos grises recorriendo su rostro mientras la estudiaba intensamente.
No parecía creerle. Por supuesto que no. Ella estaba literalmente temblando mientras estaba de pie. Sus piernas apenas podían seguir el hecho de que había estado de pie durante más tiempo del que había estado en días.
—Sí —dijo Mauve y bajó la cabeza. Estaba segura de que él podía escuchar el fuerte latido de su corazón. Era lo suficientemente alto como para resonar en sus oídos y estaba frente a un vampiro, por supuesto que él podía escuchar su corazón latiendo tan rápido.