Rain estaba sentada en su oficina de la Fiscalía, revisando un expediente de caso. La luz del sol que entraba por la ventana bañaba con un resplandor cálido las pilas de papeles en su escritorio, pero su concentración era inquebrantable.
Era otro día ajetreado, pero su mente se desvió brevemente a la noticia que había acaparado la atención de los medios esa mañana. Como Rain esperaba, una vez más fue catapultada al centro de atención tras la noticia que Alexander había difundido sobre su próxima ceremonia de boda. Sin embargo, a diferencia de ocasiones anteriores, esta vez ella se encontraba disfrutándolo.