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—Rain gritó de placer, sus manos agarraban sus hombros mientras lo sentía estirarse y llenarla completamente. Su cuerpo se apretó instintivamente a su alrededor, llevándolo más adentro mientras él gemía contra sus labios.
—Te sientes… increíble —murmuró Alejandro, su voz tensa y ronca. No se movió de inmediato, permitiéndole ajustarse a la plenitud, con la frente presionada contra la de ella mientras respiraba pesadamente.
Las uñas de Rain se clavaron en su espalda, sus caderas se elevaban levemente como si quisieran incitarlo a continuar. —Alejandro… por favor —susurró ella, su voz temblaba por la necesidad. La voz de Rain tembló mientras miraba hacia arriba a Alejandro, sus ojos borrosos de anhelo.
Sus manos se deslizaron hacia arriba por su pecho, temblando mientras se aferraban a sus hombros. —Te deseo tanto, Alejandro —susurró ella, su voz inestable pero llena de necesidad. —Quiero sentirte dentro de mí. Reclámame completamente como siempre lo haces.