En la mansión, Alejandro sintió una sensación de logro mientras reflexionaba sobre su recuperación. Había trabajado duro para recuperar su fuerza, y ahora incluso podía correr como antes del accidente.
—Felicidades —dijo el Doctor Lambert con una sonrisa cálida después de completar su evaluación final—. Estás perfectamente en forma.
El rostro de Alejandro se iluminó con la noticia. —Entonces, ¿puedo volver al trabajo ahora? —preguntó con entusiasmo. La culpa le tiró, sabiendo cuánto había luchado William para manejar la empresa solo durante su ausencia.
—Puedes —respondió el Doctor Lambert con un tono cauteloso—, pero no te exijas demasiado, especialmente mentalmente. La recuperación no es solo física.
Alejandro asintió. Aunque el trabajo siempre había sido su escape y pasión, entendió la importancia de tomarse las cosas con calma. Se resolvió a asistir a William gradualmente, asegurando que su propia salud y ajuste de memoria no se vieran comprometidos.