Después del rápido chapuzón de Sanya y William en la cascada, parecían no poder quitarse las manos de encima. William la levantó en brazos, llevándola adentro de la villa tropical directamente a la cama.
Apenas se habían secado antes de que él comenzara a besarla, sus labios se desplazaban por su piel, su tacto enviándole oleadas de calor a través de ella. Sus manos la exploraban, como si no pudiera obtener suficiente, sus labios marcando cada centímetro de ella, haciéndola sentir completamente consumida por él.
La intensidad de todo eso la dejaba sin aliento, su cuerpo respondiendo a cada caricia. Se sentía como si se estuviera ahogando en las sensaciones, perdida en la manera en que la hacía sentir apreciada y deseada.