—Hmm, ¿dónde está él? —murmuró.
Estaba sola en el sofá cama, aún envuelta bajo el edredón. Lo último que recordaba era a Alejandro limpiándola suavemente y llevándola de vuelta a la cama, acurrucándola cerca mientras se quedaba dormida. Eso fue alrededor de las diez de la noche.
Miró el reloj y notó que ya eran pasadas las cuatro de la madrugada. Rain se estiró, se sentó, y luego vio un camino de pétalos de flores esparcidos por el suelo.
—Alejandro? —llamó suavemente, mirando alrededor de la habitación.
Sin respuesta, se puso una bata de noche y siguió el camino de pétalos de rosa blancos. Su sonrisa creció al darse cuenta de que él debía estar planeando algo especial, y la curiosidad aceleró sus pasos.