En la Mansión Ancestral Lancaster
El clima otoñal era perfecto—fresco y nítido, con una suave brisa y sin sol intenso. Era el tipo de día que te incitaba a estar al aire libre. Aprovechando esto, Roca invitó a Melanie a unirse a él para un paseo por el jardín.
Al principio, Melanie era tímida y dubitativa para involucrarse completamente. Pero con Roca y Ben haciendo todo lo posible para que se sintiera como en casa, gradualmente se fue adaptando a su compañía.
—Sentémonos allá —sugirió Roca, señalando hacia una mesa con sillas ubicada entre el verdor del jardín.
—Es un jardín encantador —comentó Melanie mientras admiraba el paisaje.
—Era de mi difunta esposa —respondió Roca, su voz se suavizó con nostalgia—. Yo no soy mucho de jardinería, pero antes de que falleciera, me hizo prometer cuidar este lugar. Dijo que siempre me recordaría a ella cada vez que la extrañara. Y tenía razón. —Sonrió suavemente, perdido en recuerdos de los días pasados con su esposa.