Rain suspiró mientras miraba las ojeras bajo sus ojos, un recordatorio de su noche en vela.
—Es su culpa —murmuró, agarrando su mochila. Alejandro no la había dejado descansar después de lo que pasó ayer. La había besado y mostrado afecto en público, algo a lo que no estaba acostumbrada de él.
Hoy, volaban a la Isla Palan, donde se encontraban las oficinas centrales del Instituto Biotecnológico Elysium. El vuelo duraba aproximadamente una hora y treinta minutos, aunque podrían haber tomado un ferry más rápido. Pero Clifford no soportaba viajar por agua debido a una severa mareo.
Después de un desayuno tranquilo con Alejandro, fueron al aeropuerto. Rain dejó que él tomara la delantera, sosteniendo su mano mientras caminaban desde el coche hasta la terminal. Se sentía extraño pero bueno, el calor de su toque hacía que su corazón se acelerara.