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Rain disfrutaba mucho de su tiempo hablando con Eric. Su jovial personalidad y la historia de sus propias experiencias como abogado hacían que la conversación no solo fuera perspicaz sino también entretenida.
Era generoso con los consejos, ofreciendo valiosas orientaciones para su carrera mientras mantenía el ambiente ligero con sus cómicas anécdotas del interior del tribunal. Su conversación fluía sin esfuerzo.
Mientras tomaban su té, Eric se reclinó en su silla, riéndose. —Sabes, hubo un juicio en el que defendía a un hombre acusado de robar un loro premiado. El fiscal estaba tan concentrado en interrogar a mi cliente, haciendo todo tipo de preguntas, cuando de repente, de la nada, el loro voló al tribunal y comenzó a imitar todo lo que el fiscal decía. ¡El pobre apenas podía decir una palabra, y cada vez que intentaba hablar, el loro lo repetía—más fuerte!
Rain y su suegro estallaron en risas, mientras Eric sonreía, claramente disfrutando del recuerdo.