Rain seguía asombrada tras descubrir que Alejandro y su padre habían arreglado secretamente que alguien la siguiera, asegurando su seguridad. El tono firme e inquebrantable en la voz de su suegro cuando se refirió a ella como familia hizo que su corazón se hinchara de felicidad. No podía creer cuánto calor y seguridad sentía en ese momento.
Se volvió hacia Alejandro, esperando ansiosamente su respuesta. —Por supuesto —respondió Alejandro, aunque sus ojos se estrecharon mientras miraba a su padre. Rain no pudo evitar sentir una mezcla de diversión y cariño ante la intensidad entre padre e hijo. Estos dos eran simplemente adorables, incluso cuando se lanzaban miradas desafiantes el uno al otro.
Rain no solía emocionarse tanto. Había aprendido a tragarse las lágrimas desde joven, soportando el dolor sin quejas. Pero estos dos hombres... Justo antes, se había encontrado llorando, y sabía que Sanya habría hecho todo un escándalo si hubiera estado allí para presenciarlo.