—Jefe, no sabía que ahora eras un acosador —bromeó Tirón mientras estacionaba el coche, deteniéndolos cerca del taxi del que acababa de bajarse Diana Jones.
El agarre de Alejandro en la tableta que sostenía se tensó. Había recibido el informe sobre Diana Jones, y todo sobre su identidad parecía legítimo. Sin embargo, todavía no estaba convencido. Ese lunar... Ella le había dicho que era resistente al agua, era falso. Se sentía como una pista deliberada que ella había dejado solo para jugar con él.
—Jefe, parece que todavía no estás convencido. ¿Crees que es la señora Lancaster haciendo algún trabajo encubierto? Las abogadas audaces a veces hacen eso por sus casos hoy en día —sugirió Tirón con un recordatorio—. Además, recuerda ese informe sobre su pasantía. Usó algunos disfraces para ayudar a un senior en el Bufete de Abogados Smith a resolver un caso.