Rain bostezó nuevamente al entrar en su apartamento, intentando sacudirse el sueño. Clifford estaba sentado en el sofá, con una expresión sombría, mientras que Sanya estaba recostada a su lado, absorta en lo que estuviera transmitiendo la televisión.
—Finalmente has vuelto —comentó Clifford, su tono teñido de preocupación.
—Ya le dije que dejaste a propósito tu móvil porque esta noche necesitabas hacer trabajo encubierto con Brandon —intervino Sanya sin apartar la vista de la pantalla—. Pero aún así estaba preocupadísimo, aunque llamamos a Brandon y confirmamos que estabas segura y que Alejandro te dejaría en casa.
Rain soltó una risita, mirando el reloj de pared. —¿Van a quedarse despiertos hasta tarde otra vez? —preguntó, mientras otro bostezo se le escapaba.
—Ve a dormir ya —respondió Sanya, despidiéndola con la mano.
—Ah, por cierto… —murmuró Rain, dejándose caer perezosamente en uno de los sofás vacíos.
—¿Qué pasa? —preguntó Clifford, su voz aguda por la preocupación.