Rain y Alejandro pasaron la cena riendo y compartiendo historias mientras Rain probaba cada plato, saboreando los sabrosos sabores. No podía ocultar su alegría, y la sonrisa de Alejandro se ensanchaba cada vez que ella elogiaba la comida.
Sus ojos brillaban mientras se limpiaba la boca, sonriendo. —Esta es oficialmente la mejor cena de mi vida. No era solo la perfección de la comida; era la calidez del momento, compartido con Alejandro, lo que lo hacía inolvidable.
Por primera vez, realmente apreció cuán significativo era su cumpleaños, dándose cuenta de que no era solo otro año que pasaba, sino una celebración de amor, conexión y nuevos comienzos.
Alejandro rió, levantó su copa, un brillo travieso en sus ojos. —A muchos más cumpleaños juntos.