Exhausta pero dichosa, Rain dejó que Alejandro la guiara hacia el lujoso baño lleno de agua cálida y delicadas burbujas. Cuando la sumergía en el agua calmante, Rain se relajó al instante.
—Vuelvo enseguida para unirme a ti —tarareó, desapareciendo rápidamente. Rain frunció el ceño, curiosa, pero él volvió momentos después, deslizándose en la amplia bañera detrás de ella.
—¿Qué estabas haciendo? —preguntó ella mientras sus manos empezaban a masajearle los hombros y la espalda, cada toque gentil reavivando el calor entre ellos.
—Solo cambié las sábanas del sofá —respondió él con una sonrisa suave—. Había una pequeña mancha de sangre y quería asegurarme de que estuvieras cómoda más tarde.