Dina se movió rápidamente y siguió a Sanya y al hombre afuera, despertada su curiosidad por la inesperada confrontación.
—¡Suéltame! —siseó Sanya, zafándose del agarre de su brazo—. ¿Qué quieres?
El hombre se acercó más, su expresión intensa. —¡Sabes lo que quiero! ¿Cómo te atreves a suplantar a mi cuñada? ¿Cómo te atreves a engañarme y a fingir ser Rain Clayton e ir en su lugar a registrar el certificado de matrimonio?
Los ojos de Dina se abrieron de par en par por el shock. —¿¡Pero qué demonios está pasando aquí?! —murmuró, pegándose contra la pared para permanecer oculta mientras escuchaba a escondidas.
—Ven conmigo. Necesitamos hablar de esto. Te pagué completo, pero me engañaste... No voy a dejarlo así. Tienes suerte de que mi cuñada no esté tomando acciones legales contra ti —insistió el hombre.