—Había una cruel frialdad en aquella maravillosa noche de sueño que Derek había conseguido. En el pasado, siempre había sabido que la única manera de irse a la cama y poder dormir era mediante el uso de medicación. La medicación siempre lo dejaba sintiéndose mal, apenas capaz de enlazar dos frases, mucho menos de tener pensamientos complejos.
—Así era cómo veía las cosas antes. La falta de sueño significaba que podía pensar, aunque su cabeza, ojos y cada otra parte de su cuerpo dolieran. Dormir significaba tragar pastillas y esperar que nadie le preguntara qué era uno más uno. También significaba lidiar con sentirse desconectado del resto del mundo.
—Esos eran los desafíos y tribulaciones que conocía, y con los que había hecho las paces. Entonces llegó esa noche, y desgarró todo lo que Derek pensaba que sabía sobre el mundo.