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Con todo lo que había estado pasando en el Grupo Haven, desde la caída sin precedentes del Grupo Olaf hasta el escándalo en potencia de su tío, Derek no había querido pensar en dormir en absoluto. De hecho, había relegado la posibilidad hasta el rincón más lejano de su mente y la había enterrado allí.
No había querido distraerse. No solo eso, había querido darlo todo en su trabajo, asegurándose de que, cuando todo estuviera dicho y hecho, supiera con certeza que había hecho lo mejor que pudo. Había sido muy difícil de hacer, especialmente porque Emily, que era muy posiblemente la solución a todos sus problemas de sueño, había estado constantemente allí. Su presencia servía tanto para reconfortarlo, como para tentarlo con algo que no podía tener. Pero a pesar de todo, Derek había resistido. Y ahora el día había llegado finalmente. Eran libres. La tarde les pertenecía.
