Derek Haven era un hombre de lógica. No era de los que creen en cosas como hechizos y magia. Pero esta vez empezaba a creer que algo de verdad había en todas esas supersticiones. Tenía que haber algún tipo de hechizo sobre el diner de Bee.
Era lo único que tenía sentido.
Cuando había entrado al diner, su intención era clara. Entrar, disculparse. Si ella aceptaba, genial. Si no, entonces vería qué hacer. Pero mientras ella supiera que él no era algún pervertido, podría vivir consigo mismo.
Pero eso no fue lo que acabó pasando.
Por una vez, había entrado al diner y las cosas se habían alineado a su favor, ya que encontró a Emily sola. Esa era. Esa era la oportunidad que había estado esperando. Todo lo que tenía que hacer era disculparse. Pero en el momento en que abrió la boca, las palabras que salieron lo traicionaron completamente. No había rastro de disculpa alguna.