César asintió —Todo para ti.
Ella respiró, no segura de si debía sonreír o llorar —¿Eso significa que nuestro trato, no querías nada de lo que ofrecí a cambio?
—No —César negó con la cabeza, riendo para sí mismo divertido—. ¿Realmente pensaste que quería la propiedad de los Petrovs? Ya tengo más de lo que puedo manejar, Adeline, ni siquiera sé qué hacer con eso excepto financiar mi manada.
—Entonces... ¿qué querías realmente? —Adeline preguntó, curiosa.
El hombre se encogió de hombros, respondiendo —Hacerte mía.
—¿Qué? —Adeline estaba atónita—. ¿Eso era todo?
—Sí —César asintió—. Realmente odiaba la idea de que estuvieras con Dimitri. Eras mía, pero sabía que no podía tomarte por la fuerza, no vendrías conmigo. Así que tuve que ir despacio y con firmeza —Se mostraba divertido, orgulloso del esfuerzo que había puesto en conseguirla.
Adeline parpadeó, bajando la cabeza —Todo eso... ¿solo para tenerme?
—¿A qué te refieres? —César preguntó, ladeando la cabeza.