—Por favor, venga conmigo, señor. —Yuri sonrió a la recepcionista y se dio la vuelta, comenzando a dirigirse hacia la sala donde Adeline había sido admitida.
Román, que también había apresurado su entrada al edificio, siguió a César, y los tres se dirigieron a la sala '012'
—Ella está adentro —dijo Yuri.
César le lanzó una mirada antes de acercarse más a la puerta. Podía oler su fragancia en todo el lugar e incluso distinguir su suave y delicada respiración. Estaba despierta, y él lo sabía, así que no se molestó en preguntar.
—Me gustaría estar solo. —Dejó clara su intención antes de abrir la puerta y entrar en la sala.
Román y Yuri se apresuraron a marcharse, dejándolo solo con su pareja.
César cerró la puerta detrás de él.
Su mirada se extendió hacia la cama donde Adeline estaba sentada con las piernas recogidas hacia su pecho y los brazos alrededor de sus rodillas, y la cabeza descansando sobre ellas.