Adeline era tan hermosa como siempre había sido, pero se veía miserable y enferma. Era casi como si estuviera pasando por la misma agonía que él había pasado.
¿Podría eso ser posible? ¿Podría Nikolai tener razón al decir que ella quizás no había vivido bien después de dejarlo?
Pero si es así, ¿por qué nunca volvió con él? Si él no la hubiera encontrado, ella nunca habría regresado, ¿verdad?
César estaba demasiado confundido, sin saber qué pensar o creer en ese momento.
Su pulgar rozó su labio y en sus ojos, algo posesivo y deseoso de reclamar ardía en ellos. Se acercó más, enterrando inconscientemente su cara en su cuello.
Allí estaba su aroma. Lo había echado demasiado de menos. Era el mismo, tan dulce, como él recordaba.
Una sonrisa tiraba de sus labios, y de repente se dio cuenta de que ella no había estado con nadie más que él. Si hubiera sido así, su aroma habría sido contaminado por quien fuera.
Pero no, era el mismo, puro y dulce, como siempre había sido.