Nikolai no podía decir una palabra. Estaba perdido, completamente sin habla.
—Él la amaba... E-ella lo destrozó —continuó Yuri—. No entiendes cuánto... —Vomitó otro bocado de sangre, sus ojos cerrados fuertemente por el dolor.
En este momento, Nikolai no sabía qué hacer. Sabía que lo que Yuri decía era absolutamente cierto, pero tenía miedo por él. Temía perder al beta y no estaba seguro de poder perdonar a César si Yuri muriera por su culpa.
—Sal. Fuera —enfatizó César, con un gruñido animal escapando de su garganta.
Nikolai y Yuri se estremecieron al oírlo, sus lobos gimoteando en sumisión. Aunque su alfa interno había tomado control, lo cual podían decir por sus ojos ardientes de color dorado, estaban seguros de que César aún estaba presente.