Adeline asintió, su respiración entrecortada al sentir los cálidos labios de él dando besos por todo su cuello.
—¿Qué pasa con Nikolai y Yuri? ¿Ellos son como tú? —preguntó.
—Así es —respondió César—. Nikolai es un alfa estándar, mientras que Yuri es beta. Diana, la mujer rubia, es una omega. Todos en la casa de la manada Kuznetsov no son humanos, Adeline. Yo los gobierno como un alfa supremo mientras que mi padre, un alfa estándar, viene después de mí.
El agarre de Adeline en sus piernas se apretó cuando sintió sus dientes hundirse en su piel, marcándola con su aroma.
—¿Eso no significa que tú eres... el más poderoso?
—Lo soy —confirmó César—. Los Smirnov son como nosotros, y el señor Smirnov es un alfa supremo como yo. Somos los únicos dos alfas supremos que existen actualmente. Mi tipo es muy raro, y es por eso que...
Adeline frunció el ceño, levantando la cabeza para mirarlo.
—¿Por qué qué?