César comenzó a respirar de manera irregular, aún sosteniendo el brazo de Adeline.
Nikolai y Yuri, que parecían tener una idea de lo que estaba sucediendo, hicieron una mueca de impotencia. No había nada que pudieran hacer para ayudarlo, aparte de estar de pie y mirar.
Si solo Adeline supiera lo que él era para ella o lo del vínculo de pareja, ella habría podido ayudarlo calmándose por ambos. Esa era la única manera: mediante el acto de intentar mantener las emociones bajo control.
El alfa de César estaba angustiado en ese momento, y si uno escuchaba atentamente, podía oírlo gimotear, no de miedo sino de un dolor insoportable.
—Señor... —Yuri estaba asustado y ya no podía soportarlo más, corrió hacia adelante para ayudar de cualquier manera posible, pero se detuvo en seco, con los ojos muy abiertos.