—Varvara estaba hirviendo por dentro, pero no parecía capaz de pronunciar una palabra.
El volumen de amenaza que llevaban sus palabras y los escalofríos que le recorrían el cuerpo eran como nada que hubiera sentido antes.
Ella era la hija de Fedorov, la dueña de la empresa de vinos más famosa del mundo.
—¿Cómo alguien tan insignificante como Adeline podría amenazarla así? Nadie lo había hecho antes, no se atreverían.
—Adeline fue la primera, y la parte más vergonzosa fue el hecho de que lo aceptó como una niña buena.
—¡Ja! ¡Qué humillante! Era la primera vez que se sentía tan deshonrada.
—¿Ella, Varvara Mijaílovna Fedorov... avergonzada de esa manera?
—Varvara levantó los ojos, encontrándose con la mirada escudriñadora de Adeline. Quería decir algo pero se detuvo en el momento en que su línea de visión cayó sobre el cuello de Adeline.
—Ese... collar... Se tensó.
—Ese era el collar que quería de Dimitri, pero Dimitri le había conseguido uno más barato.