—¡Ahora mismo! —Yuri habló con los dientes apretados.
—¿Y por qué? —Nikolai arqueó una ceja confundido.
—No necesitas una razón. Así que pídele disculpas. —Yuri lo miraba directamente a los ojos.
—¿Estás de su lado? —Los labios de Nikolai se curvaron en una sonrisa de incredulidad y echó la cabeza hacia atrás un segundo para mirar el techo.
Yuri no lo negó. Todavía defendía sus palabras y esperaba que procediera con la disculpa.
—No lo haré. No me digas qué hacer. —Pero el alfa resopló.
—¿Sabes qué? Que te jodan también, Yuri! —le gritó, enojado. —Pensé que tenías cojones, pero claro, solo vas a sentarte y dejar que ese imbécil juegue contigo. ¿Por qué motivo? ¿Porque es un alfa y el hermano de César, verdad?