—Humano, ¿qué pasa? —Yu Jin, el Dragón Mítico del Relámpago Dorado, preguntó con tono perplejo.
—¿Xuexue, cómo estás? —Mo Mo no sabía cuándo apareció. Se paró en su hombro y preguntó preocupado.
Él quería gritar, —¡Wow, hermano dragón, eres impresionante y sexy! Pero cuando notó su rostro pálido, tragó sus palabras, y toda su atención se centró en ella.
Los hombres en el Espacio Paraíso fruncieron el ceño. La condición de Xue'er era muy extraña. Debían prestar atención a lo que la había enfermado de esa manera.
Las cejas de Ma Wenye se fruncieron. El rostro de Le Yang estaba cubierto de penumbra. Estaban impotentes para salvarla y solo podían enterrarse en montones de libros para buscar algo relacionado con su condición.
—Estoy bien. —Xiu Wanxue se limpió la sangre de la nariz y negó con la cabeza.
¿Qué vio? La imagen aún no estaba clara, pero la sensación que provocaban era real. Sin embargo, no recordaba lo que había visto.