[Dominio de Plata, Ciudad Esmeralda]
—¿Esas prostitutas pueden compararse contigo? —otro hombre resopló con desprecio.
—No hablen tanta tontería con ellas. Vamos a follárnoslas rápido y venderlas por dinero. —un hombre rudo los regañó. Después de eso, saltó para atraparlas.
Ambos intentaron desesperadamente escapar y gritaron pidiendo ayuda, pero no había nadie alrededor en esta calle tranquila.
—Jaja, soy un maestro de formaciones. No importa cuánto griten, nadie puede oírlos. —un hombre se jactó arrogante.
Shangguang Yulong y Qu Xinlan no querían que esos bastardos sucios los tocaran. Pero, ¿quién podría salvarlos?
Después de este incidente, ambos aprendieron una lección para recordar toda la vida. Más tarde, practicaron como locos y siempre se recordaban a sí mismos que nunca podían ser débiles.
Su hanfu fue rasgado, revelando su impecable piel blanca. Su piel parecía brillar como arena de cristal bajo la luz de las lunas gemelas.