Otro día pacífico en el pequeño mundo del paraíso... o no parece serlo.
—¡No puedo respirar! ¿No dices que solo estás abrazando y besando? ¿Dónde estás poniendo tus manos? —Xiu Wanxue empujó su cara y las manos de pulpo del hombre, pero no pudo librarse de él.
Aun si ella corría, él podía alcanzarla en un corto periodo de tiempo.
Como de costumbre, en este día, tan pronto como salió de su sala de alquimia, el hombre seductor la presionó bajo su cuerpo y comenzó a besarla.
A pesar de que él estaba obsesionado con todo sobre ella, no la forzó ni la hizo infeliz. La respetaba pero aún así la persuadía y secretamente usaba su habilidad de encanto para confundirla cuando no podía controlarse.
—¡Eres un loto de corazón negro! —exclamó Señor Patata.
Por supuesto, ella no era ninfómana, pero Shui Yin era extremadamente peligroso. Cada vez que terminaba de besarla, siempre actuaba inocente y débil, lo que la hacía sentir como si fuera una escoria y que ella era la que lo intimidaba.