—Cuidado con el peligro que te rodea —Wu Tianxiang la advirtió.
—Lo sé —Ella asintió—. No relajé mi vigilancia debido a esta tranquilidad. Por el contrario, cuanto más calmado parecía, más peligros imprevisibles me traería.
—¡Gruñir! —El sonido de las bestias salvajes resonó, lo que los alertó.
No saben a lo que se van a enfrentar después de luchar con esos hombres que utilizan artes marciales extrañas.
Sin embargo, han esperado durante mucho tiempo y ninguna bestia salvaje realmente apareció frente a ellos.
Ambos estaban confundidos y no relajaron su vigilancia. Su visión y cinco sentidos eran mejores que los de los mortales y eran sensibles a todo. Aun si no podían usar el poder espiritual, sus cuerpos pertenecían a cultivadores.
Xiu Wanxue casi pensó que ya no estaba en el Continente de las Lunas Gemelas.
—Aquí tienes —Wu Tianxiang le lanzó una toga gruesa y una bufanda suave hecha de piel de lobo.