[Dominio de Plata, Secta Celestial Eterna, Sala de Misiones]
Así que ahora, Xiu Wanxue finalmente podía llevarse bien con todos.
—Tú niña... —El décimo anciano se quedó sin palabras. No sabía cómo manejar a esta chica obstinada.
—¿Sabía tu maestro que saliste de la secta? —El décimo anciano fijó su mirada en ella.
Todo el mundo aquí sabía que su maestro de la secta, Zhang Qingsheng, había aceptado a dos chicas de cabello blanco de afuera como sus discípulas. Aquí nadie nace con cabello blanco, así que todos la reconocieron como discípula de Zhang Qingsheng.
—Regresando al décimo anciano, el maestro cerró su práctica. —Xiu Wanxue no le mentía a un anciano. Podía mentirle a todos, menos a quienes eran buenos con ella.
El décimo anciano la regañó por querer salir, y estaba preocupado por si su vida estaría en peligro si salía ahora. Esto se considera bondad.
—¿Qué hay de tus hermanos mayores? —preguntó el décimo anciano.
