—Grrrrrr.
El monstruo en la serpiente mostró una sonrisa siniestra, revelando sus afilados colmillos y dientes, lo suficientemente fuertes para desgarrar a sus enemigos.
Sus enemigos eran estos seres humanos que audazmente invadieron su territorio. Su larga cola se balanceaba de un lado a otro, y su enorme cuerpo se asemejaba a las gigantescas columnas antiguas que se usaban para estabilizar el enorme castillo.
—Ser humano, eres tan impertinente y confiado por venir al territorio de este señor. ¿Estás listo para morir? —La sombría voz del monstruo resonó mientras mostraba una expresión espeluznante.
—¡Córtalo! He oído esa línea muchas veces —Nian Shuang sonrió con desdén. Fuera de la mansión Hui, parecía cambiar y convertirse en una nueva persona.
No era ni gentil ni elegante, sino lleno de agresión e indiferencia. Incluso si sus rasgos faciales eran delicados, sus ojos eran fieros.
Xiu Wanxue y Shui Yin se comunicaban entre ellas a través de la mente.