Mallory observó cómo el rostro de la Dama Violet se tornaba rojo antes de que se diera la vuelta y se fuera con su sirviente sin decir otra palabra. Los demás en la sala parecían apenas molestos. Se volvió para mirar a Hadeon, quien se inclinó hacia adelante para tomar uno de los aperitivos y ponerlo en su boca.
Cuando regresaron al sofá, otro vampiro se acercó para hablar con él. Era evidente que era popular, mientras la gente hablaba con él con cuidado, como si no quisieran caer en su mala gracia.
—¿Te gustaría otra copa? —le ofreció el sirviente una bandeja llena de bebidas.
Mallory la aceptó, ya que no tenía colmillos para succionar la sangre de las personas, y no había mucho que hacer. Sus ojos se desplazaron hacia Hadeon, escuchándolo ponerse al día con sus conocidos. Estaba agradecida por su gesto de enviar a Violet fuera de allí.
—Necesito visitar el tocador —susurró Mallory, dándose cuenta de que no debería haber bebido tan rápido aquella bebida fría.