El disparo resonó a través de los terrenos de la finca Van Doren, el sonido agudo y amenazante. La criada palideció, como si su propia alma hubiera huido de su cuerpo. La boca de Mallory quedó abierta en shock.
—Maestro Hades, ¡no puedes poner a Hattie en la línea de fuego! —Las palabras de Mallory fueron rápidas, desesperadas por evitar que su querida criada sufriera algún daño. Debería haber sabido que Hadeon tenía motivos ocultos cuando trajo a la joven al castillo.
—El fuego es ciertamente una maravillosa forma de prueba, aunque es más probable que ella se convierta en verduras carbonizadas —comentó Hadeon, con un tono escalofriantemente indiferente mientras Mallory y su criada se angustiaban.
—¡Deberías dejar de bromear! Debe haber otra manera de hacer esto —Mallory apretó los dientes, aumentando su frustración.