Durmiendo con la espalda hacia los príncipes resultó ser mucho más incómodo de lo que Islinda había esperado. Constantemente se sentía intranquila, sin saber qué hacían detrás de ella, pero podía sentir sus miradas fijas en su espalda.
Incapaz de dormir debido al inquietante silencio y sus pensamientos acelerados, Islinda no tuvo más opción que enfrentarlos. Sus ojos primero se posaron en Valerie, quien se apoyaba contra la pared con los brazos cruzados y una expresión sombría. Luego miró a Aldric, que estaba sentado con las piernas cruzadas y la barbilla apoyada en su brazo, observándola. No era de extrañar que Valerie pareciera infeliz. El príncipe fae oscuro la miraba como un acosador.
Islinda suspiró, notando la tensión entre los hermanos. ¿Así había sido siempre su relación, incluso antes de su llegada? Era difícil imaginar un momento en que fueran... ¿normales?