—¿No es esto increíble? —dijo Aldric con una sonrisa pícara—. Los dos pasando tiempo juntos como deberían hacerlo los hermanos normales. Todo lo que necesitamos ahora es algo de risas, comida y mujeres hermosas, y será una fiesta.
El príncipe Valerie fulminó con la mirada al príncipe fae oscuro antes de concentrar su atención en el adorno que había estado inspeccionando. La guardia Fae había traído un contenedor de objetos confiscados y, aunque no habían encontrado nada sospechoso en los invitados, Valerie había sugerido revisar los objetos encantados.
El Rey Oberón los había puesto a ambos a cargo de la investigación, pero no había hablado con Aldric ni revisado sus hallazgos. Solo los dioses saben qué había en la mente del rey para idear esta idea.
Aldric permanecía impasible ante la actitud fría de Valerie. Se mantuvo cerca, observando mientras Valerie hablaba con la guardia, ignorándolo deliberadamente.