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—La danza concluyó, anunciando el comienzo del discurso de apertura de la Reina Fae Maeve. Subiendo al estrado con aire de inteligencia, su mirada recorrió la sala, observando a las Hadas presentes. Algunas estaban sentadas mientras otras de pie, todas con bebidas en mano. El Fae tenía un amor notorio por la bebida.
Desde su posición, la Reina Maeve avistó a Islinda, provocando un escalofrío en su espina dorsal. Islinda inmediatamente desvió la mirada, aún sintiendo la intensa atención de la Reina. Quería gritar de frustración, dejar claro que no perseguía a su hijo y que sólo estaba ocupándose de sus asuntos. Pero permaneció en silencio.
La Reina, con una sonrisa fácil en su rostro, apartó la mirada de Islinda y comenzó su discurso. Su voz se proyectaba con fuerza a través de la sala, aumentada por alguna forma de magia.