El viaje al palacio fue tranquilo, pero había una tensión innegable entre ellos. Aldric se sentó frente a Islinda, creando un gran vacío como si temiera que su piel se tocara. Esto hizo que Islinda se preguntara si de alguna manera estaba tentando su control sobre sí mismo. Por lo general, ella era quien huía de su seductor dominio, no al revés.
En ese momento, una mala idea entró en la mente de Islinda. ¿Y si intentaba seducirlo y hacer salir a Eli? Claro, Aldric había acordado que se encontrarían esta noche, pero ella estaba impaciente y avara. Solo treinta minutos con él no eran suficientes. Si Eli saliera, podría tener horas, incluso días con él.