El golpe en la puerta fue la única salvación que Elena necesitaba en ese momento y no dudó en correr hacia la puerta y abrirla.
Elena no tenía idea de quién esperaba, solo que quería salir del infierno de allí, solo para quedarse helada al ver al Príncipe Valerie. Para ser honesta, había estado esperando su visita, pero la pelea con su madre la había dejado desconcertada.
—Hola —dijo Elena sin aliento, mirando por encima del hombro a su madre que se retiraba y de repente se mostraba recatada. Por supuesto, era muy hábil actuando.
—Hola.
Valerie debió notar que ella lo miraba, porque él también miró hacia adentro y vio a su madre, lo que lo hizo incorporarse de inmediato.
—Hola, Señora Juan —Valerie hizo una reverencia, sintiéndose incómodo mientras se rascaba la nuca.
Había estado decidido a no visitar a Elena, pero después de ese incidente con su madre en sus aposentos, lo mínimo que podía hacer era obedecer su instrucción.
