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Cuando Aldric se teleportó, debería haber aparecido justo en medio de la habitación, sin embargo, gracias a la protección que la bruja había puesto, fue redirigido a la fuerza y terminó justo afuera de su puerta.
Sus ojos glaciales brillaron con una furia letal y no era de extrañar que Derek, quien había estado custodiando la puerta, saltara sobre sus pies, sobresaltado por la llegada inesperada. Sin embargo, los ojos del Fae se abrieron de par en par tanto por incredulidad como por miedo al darse cuenta de que no era otro que el infame príncipe oscuro.
¿Cuáles eran las probabilidades de que el Príncipe Aldric apareciera esta noche? Ninguna. Se habían asegurado de cubrir cualquier resquicio y hasta hicieron que Isaac jurara que no revelaría el secreto. Pero nada de eso pareció funcionar, porque el príncipe oscuro estaba parado justo frente a él y la ira en sus ojos era como carbones que ardían intensamente y Derek tragó nerviosamente.