—¡Señorita Chu! ¡Creo en ti! —exclamó un accionista, levantándose emocionado.
—Señorita Chu, todos creemos en ti —casi todos se pusieron de pie.
¡Sus expresiones eran firmes!
¡El ambiente estaba cargado de energía!
¡Y hirviendo de emoción!
Todos creían firmemente que Chu Jin podía llevar al Grupo Chu de vuelta a su antigua gloria.
Desde que Chu Liyan se fue, ¡no había habido un momento tan emocionante para ellos!
¡Este era el estado en que el Grupo Chu debería estar!
—Gracias, tíos, por su confianza —Chu Jin les hizo una reverencia profunda—. ¡Definitivamente no les fallaré!
Al terminar de hablar, Chu Jin se inclinó para sacar un montón de documentos de su mochila y los distribuyó personalmente a los accionistas, uno por uno.
La sala estaba en silencio.
Casi nadie hablaba, sus manos sosteniendo los documentos temblaban.
¡Esta propuesta era nada menos que perfecta!
En ese momento, todos tenían la realización común de que el Grupo Chu realmente iba a resurgir.