Zheng Chuyi llevaba un rato allí.
Incluso presenció todo el proceso de adivinación de Chu Jin.
Las esquinas de su boca se elevaron en una ligera curva, su significado incierto.
Esta mujer continuaba llamando a los demás destructores de hogares, pero, ¿no era ella misma una tercera persona que destruía las relaciones de otros?
Si no fuera por ella, ¿cómo podría Mo Zhixuan haberla rechazado?
Si no fuera por ella, ¿cómo podría Mo Zhixuan haberle dicho esas palabras sin corazón?
Vino hoy para ver qué tipo de belleza celestial era esta mujer, para merecer el trato de Mo Zhixuan,
Sin embargo, ahora, parecía que no tenía nada de especial.
De apariencia simple, ¿cómo se atrevía a compararse conmigo?
Era simplemente un sueño de tontos.
—Señorita Zheng, hola —Chu Jin dudó ligeramente, luego levantó las cejas, tomó la mano extendida hacia ella y habló con indiferencia—. Es un placer, ¿viene por una lectura?
