—Chu Jin levantó una ceja sin decir palabra—. De hecho, este es tu verdadero propósito, ¿no es así?
—Zi sonrió de manera complaciente—. Eres el mejor, Jin...
—Chu Jin: ...
—Zi: ... ¡Me da más miedo el silencio repentino en el aire!
—Chu Jin levantó las cejas—. Mañana te lo compraré.
—Al oír esto, Zi comenzó a bailar de alegría, cantando 'Larga vida a Jin'.
—Pensando que mañana era viernes, y solo quedaba un día para su cita con Huang Mao, Chu Jin preguntó—. ¿Preparaste la tarjeta de identificación y el registro domiciliario que debías ayudarme a conseguir?
—Zi, un maestro de Internet, poseía el cerebro más poderoso del universo, además de estar vinculado al sistema.
—Había que decirlo, en momentos críticos, aún era muy útil.
—Analizando las emociones del anfitrión, Zi frunció el ceño insatisfecho y replicó—. ¿Qué quieres decir con 'momentos críticos'? Siempre he sido increíble, ¿de acuerdo?
—Chu Jin asintió inmediatamente—. Así es, Zi es el más increíble.
