Wang Zhen, aunque en silencio, tenía el rostro pálido como la muerte.
Su cuerpo entero temblaba ligeramente.
Los incidentes de los últimos días, como escenas de una película, fluían uno tras otro ante sus ojos.
Su frente arrugada ahora estaba cubierta de sudor frío, por el miedo.
Después de un momento, Wang Zhen recuperó la compostura y miró a Chu Jin. Abrió la boca como si quisiera decir algo pero se tragó las palabras en el último segundo.
Después de todo, era solo una adolescente. ¿Qué podría entender?
En ese momento, el conductor de la familia Wang se acercó y dijo muy respetuosamente —Anciano, es hora de que regresemos.
Wang Zhen asintió, luego se volvió hacia Chu Jin —Niña, gracias por tu amabilidad. Me voy primero.
Chu Jin no dijo mucho más, sabiendo que podría no ser convincente en ese momento, y simplemente dijo —Abuelo Wang, no dude en acudir a mí si necesita algo.
