Un joven y una mujer caminaban juntos por el callejón rodeado de diversas tiendas de comida.
El hombre tenía una figura alta, piel bronceada y rasgos faciales angulosos que eran extremadamente nítidos, con un porte heroico. Sus rasgos eran guapos, con cejas estrelladas y ojos penetrantes, y tenía un alto factor de reconocimiento, proyectando una imagen dura y robusta.
La mujer era petite y exquisitamente delicada, con una belleza que parecía brillar como la luna. Su piel era clara, y llevaba un vestido morado que destacaba su comportamiento elegante.
Claramente eran dos personas de estilos diferentes, pero al mirar de cerca, se hacía evidente que había cierto parecido entre ellos.
—Vine aquí por deber militar —el hombre miró a la mujer a su lado y le recordó en voz baja.
—¡Qué deber militar! —La mujer le rodó los ojos al hombre—. Eso no es tan importante como comer. Hay un restaurante de langostas más adelante que es realmente bueno. Vamos allí.