—Deja de señalar con el dedo si no tienes ninguna prueba. ¿Qué hice? ¿Qué tiene que ver la caída de las acciones del Grupo Haynes conmigo? —dijo Chase con sarcasmo.
Enfurecida, Hazel tomó una respiración profunda y apretó el teléfono.
—¿Qué demonios quieres?
—¿Qué quiero? ¿No te resulta claro?
—¡Te digo que no hay manera de que suceda! El niño ya se fue al extranjero y es poco probable que vuelva pronto. ¡Y para que conste, el niño no tiene nada que ver contigo y la familia Black! Somos todos adultos. Por favor, no recurras a esta táctica rastrera —rugió Hazel en el teléfono.
Chase sacó la lengua.
—Jeje. ¿Estás enojada?
Hazel se quedó sin palabras ante su respuesta.
—¡Maldita sea si no lo estoy! —maldijo en su mente.
Chase mostró una sonrisa maliciosa mientras hablaba con tono de canalla.
—Me encanta cuando estás enfadada pero no puedes hacerme nada.
Después de decir eso, Chase estalló en carcajadas.
Hazel rodó los ojos con molestia.
