En la mansión
Ambos permanecieron en silencio durante un buen rato.
Entonces Chase finalmente habló primero con un resoplido enojado —Abuela, ¿cuál es el punto de ver a sus hijos?
—Oh, niño tonto. Haz cuentas. ¡Esos dos niños podrían ser tus hijos!
La mandíbula de Chase casi se cae al escuchar esto —¿Qué? ¡De ninguna manera! Eso es… ¡eso es imposible! Le pregunté y ella misma me dijo que no son mis hijos!
—Ay. No entiendes nada de mujeres. Te odia tanto, ¡y podría estar diciendo eso solo para hacerte enojar!
—¿Para hacerme enojar? —Chase parpadeó estúpidamente.
Pero entonces, lo entendió. De hecho, había sido bastante horrible con ella. Tenía sentido.
—De todas formas, trae primero a los niños y haz una prueba de paternidad —dijo Nancy—. Si no son tus hijos, que así sea. Sin embargo, si son tus hijos, ¡no pueden andar solos por ahí sin un padre!
—Bueno, ya veo…
Después de cinco días de trabajo, Hazel finalmente se mudó a su nuevo apartamento. Lo había limpiado y finalmente pudieron instalarse.
El apartamento estaba en el centro de la ciudad, y era bastante grande.
Aparte de los cuatro dormitorios y las salas de estar, también había dos habitaciones para las niñeras.
El alquiler era de 50 mil dólares al mes.
Aunque Hazel era la actual presidenta del Grupo Haynes, no tenía demasiado efectivo. Tenía propiedades y acciones de la empresa. Si necesitaba una gran cantidad de efectivo, tenía que venderlas. Y a lo largo de los años, no quedaba nada del dinero que su madre le había dejado. Sin embargo, en una ciudad como esta, donde cada pulgada cuadrada contaba, fácilmente podría costarle a la gente decenas de millones comprar un apartamento cómodo.
Por lo tanto, entre un apartamento cómodo y la vida, Hazel tuvo que tomar una decisión. Eligía lo segundo.
—Hazel, ¿has leído las noticias? —Tristan vino y ayudó a Hazel a limpiar.
Hazel, ocupada con la ropa de sus tres hijos, respondió sin levantar la vista —Estoy demasiado ocupada para pensar en otra cosa. Mudarse es tan agotador!
Tristan sonrió ligeramente —Bueno, échale un vistazo entonces. Te sorprenderás.
Con eso, Tristan le pasó su celular a Hazel.
Después de leer unas páginas de los comentarios, Hazel suspiró —Para ser honesta, ¡realmente no quiero que esto suceda! ¡No quiero pelearme con mi papá! Pero él no me dejó otra opción...
—No pienses demasiado —dijo Tristan—. Necesitas mostrar tu fuerza. Mientras más ignores a los malos, más creen que eres débil. Solo cuando contraataques realmente puedes protegerte a ti misma y a tus hijos.
—Tienes razón. ¡Gracias, Tristan!
—Vamos. ¡Siempre eres tan educada conmigo!
—Pero te lo debo. Es lo menos que debería decir. No sé qué haría sin ti —dijo Hazel.
Tristan miró sus hermosos ojos y preguntó —¿Realmente quieres agradecerme?
—¡Por supuesto que sí!
Tristan le dio una sonrisa radiante —Entonces... ¿te casarías conmigo?
Hazel se quedó helada y había un atisbo de turbación en sus ojos.
Ella no sabía si Tristan lo decía en serio. Lo que sí sabía era que si no tuviera hijos y todavía fuera una joven, no dudaría en aceptar su propuesta.
Pero ahora. No. No era lo suficientemente buena para él.
Notando la inquietud en su rostro, Tristan sonrió tímidamente mientras le daba una palmadita en el hombro. —¡Oh, solo estoy bromeando!
Una sonrisa incómoda apareció en el bonito rostro de Hazel. —Tristan, no hagas esas bromas. ¡Me haces pasar vergüenza!
Tristan la miraba tiernamente con una sonrisa cálida, pero en su interior, su indecisión la cortó profundamente.
Para él, la ternura era algo que nunca había ofrecido a ninguna mujer. A ninguna mujer excepto a Hazel.
Hace seis años, en el cumpleaños de Hazel, cuando Tristan iba a decirle sus sentimientos, Chase arruinó el momento.
Esa fue la lamentación de su vida.
—¡Voy a necesitar tomar algunas fotos de ti hoy! —dijo Tristan.
—¡Claro!
—Y necesitas llevar a Aiden y Arthur contigo, —agregó.
Hazel dudó unos segundos. Pero al final, aceptó con una sonrisa.
Horas más tarde, estaban en el parque.
Al atardecer, Hazel paseaba en un vestido blanco con sus hijos. Con un clic, Tristan registró este momento con su cámara.
En la foto, la escena de Hazel y sus hijos parecía bastante armoniosa.
Casa de los Haynes.
Habían pasado solo días, pero la opinión pública se había revertido completamente.
El pasado sucio de Amara simplemente seguía siendo tendencia en Internet.
Amara estaba muy molesta. —Hazel, ¡eres tan desvergonzada! —maldijo.
—Mamá, ¿qué pasa? —Lyra preguntó con cautela.
—¡Acabo de llamar a la esposa del gerente del sitio web, y dijo que no podía hacer nada al respecto! Maldita sea. ¡Estoy tan enojada! —Amara destrozó sus tazas en pedazos y continuó furiosa, —¡Contrata a más gente para escribir historias sobre Hazel! ¡La aplastaré!
Al día siguiente, llegaron varios posts nuevos como esperaba.
—Hazel Haynes, una mujer promiscua que trae vergüenzas a su familia.
—Diez trucos que Hazel utilizó mientras tomaba la herencia de Zac.
—Hazel Haynes seduciendo a su cuñado.
Posts y noticias así se propagaron en Internet una vez más.
Amara había gastado mucho dinero, pagando a muchos trolls para seguir atacando a Hazel.
—¡Esta vez no lo logrará! —Amara le decía a su hija.
—Pero mamá, —preguntó Lyra, —Hemos gastado demasiado dinero. ¡Y no parece que esté funcionando para nada!
—Oh, tú no sabes nada. —respondió Amara. —Solo espera, esa perra de Hazel será escupida por toda la ciudad en poco tiempo!
Amara sonrió maliciosamente, imaginando su momento de victoria.
Sin embargo, las cosas no salieron como esperaba. A la mañana siguiente, antes de que estas nuevas historias pudieran salir, las cuentas de los trolls contratados por Amara fueron bloqueadas.
Pasó una noche.