—¡Hazel, detente ahí mismo! ¿Puedes explicarte?
—Te dije, no es asunto tuyo —dijo Hazel y corrió unos pasos más hacia adelante.
No quería verlo ni un segundo más.
¡Solo podía escapar de regreso a su habitación como un avestruz y recuperarse sola!
¡Chase la persiguió y la presionó contra la pared!
—Hazel, ¿qué puedo hacer para que me escuches?
Chase la miró fijamente a los ojos.
Sus ojos estaban llorosos, y había un atisbo de confusión y agotamiento en ellos. Su delicado rostro estaba pálido y enfermizo.
Su corazón no pudo evitar apretarse al verla.
Unos segundos después...
Chase ya no pudo controlarse. Bajó la cabeza y la besó profundamente en los labios.
Esta vez, su beso no fue muy intenso. Solo la sostuvo suavemente en sus brazos.
—Chase… Hmm… —Hazel se resistió con fuerza.
¡Chase la besó aún más profundamente!
Esta maldita mujer no se conmovía ni por la fuerza ni por la persuasión, terca y aguda.
Nunca había notado que ella tuviera una personalidad tan fuerte.
