Kevin no eligió un palo sino una lanza que tenía una hoja afilada en cada uno de sus dos extremos, lo que la hacía extremadamente peligrosa, especialmente en manos de un experto como él.
Comenzó a usar su técnica y Axel quedó hipnotizado, observaba los movimientos de Kevin pero, como la última vez, no podía entenderlos.
Para aprender una técnica era relativamente fácil, solo tenías que descifrar los movimientos de esa técnica hasta que pudieras adivinar cuál usaría a continuación.
Sin embargo, por más concentrado que estuviera Axel, nunca podía predecir el próximo movimiento de Kevin, cada vez que pensaba que había entendido su técnica, descubría que en realidad no era así.
Kevin se detuvo después de 30 minutos y vio que Axel se veía frustrado, se rió y se acercó a él para explicarle su técnica.
Axel había aprendido a luchar como en una escuela militar con posturas de combate ordenadas y secuencias de movimientos repetitivas.
