SHEN JI YUN observaba la sonrisa de Luo Yan. Sentía que era incluso más brillante que el mismo sol. Con la luna brillando arriba e iluminándolos, la piel blanca de Lou Yan parecía más luminosa. Su largo cabello blanco era como hilos de seda que parecían demasiado suaves al tacto. Sus ojos azules espolvoreados con oro se curvaban haciendo forma de medialunas. Las largas pestañas blancas eran como alas de mariposa que abanicaban sus mejillas.
En este momento, solo había un pensamiento en la mente de Shen Ji Yun: ¿cómo podría alguien ser tan hermoso?
No es solo su apariencia física. La belleza de Luo Yan irradia desde dentro. Como una luz brillante que no se podía extinguir. Dondequiera que iba, era como un pequeño faro. Incluso si lo pusieras en un gran grupo de gente, definitivamente sería el primero en ser notado.
